Belleza Invernal

Los cambios de temperatura que se producen por estos días son muy perjudiciales para nuestra piel, ya que los contrastes de humedad favorecen la deshidratación de la piel, volviéndola seca y sin brillo. Para paliar estos ataques medioambientales a nuestra piel, sigue estos consejos, y obtén una piel lozana y joven incluso en los días más fríos de la temporada.

Las calefacciones excesivas en los lugares de trabajo, los aires acondicionados en los supermercados y el frío y viento, lo único que producen en nuestra piel es una resequedad de importancia que exige una atención mayor, ya que estos cambios provocan un aceleramiento del envejecimiento.
La piel es un órgano fundamental del cuerpo humano y más grande, ya que corresponde aproximadamente al 5% del peso total en un individuo de contextura mediana y mide cerca de 2 metros cuadrados. Por eso, sigue estas recomendaciones que te permitirán cuidarla óptimamente.


Mantén una hidratación adecuada
El otoño y el invierno exigen una protección de la piel constante, con especial énfasis en el rostro y en las manos. Para ello aplica un hidratante adecuado para cada tipo de piel y resguarda del frío estas partes más sensibles con gorros, guantes y bufandas.

Cuidado con los labios
La resequedad también los afecta y los hace lucir descuidados y heridos. Por eso debes aplicar a diario (y ojalá con frecuencia), protectores labiales hidratantes. Además, evita mojarlos con la saliva porque ésta le provoca una irritación mayor, aumentando su estado insano.

Atención con los niños y ancianos
Ellos son parte del grupo más sensible a estos cambios de temperatura y sus pieles se secan, fisura y escaman con mayor facilidad. Por eso lo ideal es que sobre todo los menores asistan a controles periódicos con un dermatólogo y mantengan, al igual que los ancianos, una hidratación importante para sus tipos de piel. Los niños deben usar productos hipoalergénicos siempre.

Baños tibios
Toda la piel del cuerpo se ve afectada cuando se somete a baños o duchas con agua excesivamente caliente y si son atendidos con jabones muy irritantes. Por ello, lo mejor es usar jabones suaves como los de avena y aquellos que sean recomendados por el dermatólogo.

Fotoprotección en la nieve
No sólo en el verano es importante utilizar protectores solares altos. También es necesario usarlos si se va a la nieve, ya que el reflejo en ésta, puede ser más peligroso que la playa misma.

Humificador en caso de sequedad extrema
Si se tiene una piel muy seca, sensible o se padece de alguna enfermedad cutánea, trata de aumentar la humedad ambiental de donde trabajes o permanezcas la mayor parte del día, con algún sistema de humidificación ambiental o si no, pon toallas húmedas en los radiadores.

Dormir, descansar y comer bien
Sin duda alguna, el estrés, la falta de sueño y la mala alimentación, son factores claves que se reflejan en la piel y que influyen en la salud de ésta. Por este motivo, es importante mantener una dieta balanceada, donde se privilegien las frutas, verduras, legumbres y carnes blancas (pescados) sobre todo. Una piel sana necesita ingerir siempre determinadas vitaminas que se encuentran mayormente en estos productos.

No al cigarro y al alcohol
Quienes fuman tienen una piel amarillenta y arrugada, a diferencia de quienes no lo hacen. Esto es porque el tabaco entorpece en la aeración de la piel, imposibilitando que las células se renueven óptimamente.
Esto, además de que la aspiración del cigarrillo genera arrugas verticales alrededor de la boca, sobre todo en el labio superior. El alcohol tampoco es un buen aliado de una piel perfecta, ya que tiene un efecto vasodilatador que incurre en la aparición de los filoncitos rojos de la cara.


Mantenerla limpia
Es importante proteger la piel de las impurezas, conservar su manto ácido, hidratarla y no alterar su capa de grasa natural. Si se ve afectado esto, se obtendrá lamentablemente, una piel fláccida, sin vida y opaca.
Consejos de una profesional
Paulina Mocarquer, de Esthetic Gold, nos indica que existen tres pasos fundamentales para lograr una piel sana y bonita.

1.- Diagnóstico
“Aún cuando estemos acostumbradas, por años, a utilizar una determinada línea de productos cosméticos, es muy importante que una profesional cosmetóloga te realice una evaluación in situ, de forma de diagnosticar y recomendarte lo mejor para tu particular tipo de piel. Debes tener muy en cuenta que la piel es una capa viva y por lo mismo, tiene distintos requerimientos a lo largo de la vida de las personas. Es más, puede ser que tu piel necesite que apliques distintos productos, considerando que existen zonas más grasas y otras más deshidratadas en el rostro”.

2.- Limpieza e hidratación profunda u otro tratamiento más especifico
“Dependiendo de tu tipo de piel y el estado en que ella se encuentre necesitarás partir con una limpieza o una hidratación profunda, devolviendo poco a poco las condiciones naturales de equilibrio entre agua, lípidos, grosor, luminosidad y tonicidad, que te permitirán sentir y ver los resultados de una piel bien atendida”.

3.- Cuidados diarios


“Utiliza siempre productos que no alteren el PH ácido de la piel, su manto de agua y grasas naturales.

Una buena hidratación resulta imprescindible. Bebe entre 1,5 a 2 litros de agua diarios.

La alimentación es muy importante. Las vitaminas, minerales y antioxidantes múltiples que contienen las frutas, verduras, semillas, legumbres y otros alimentos del reino vegetal contribuyen a que la piel se mantenga viva, brindándole más elasticidad, flexibilidad y lozanía.

Si mantienes una actividad estresante, practica la relajación o actividad física. El estrés produce vasoconstricción de los capilares y disminuye el riego sanguíneo de la piel.

La actividad reparadora del sueño es máxima para la piel por la noche. Los beneficios de un buen descanso se reflejan en la piel.

Cuidado con la exposiciones al sol. La radiación solar, además de incrementar el riesgo de cáncer cutáneo, acelera el envejecimiento de la piel”.


Estos consejos son proporcionados por Karen Uribarri Guzmán de Chile.